
Esto no solo implica un cambio en la “nomenclatura”, implica una necesidad de la medir y analizar datos productivos y de rentabilidad debido a la creciente presión de optimizar los costes y la importancia de tomar decisiones certeras en un mercado inestable para asegurar la viabilidad de nuestro negocio. Alguno de los puntos clave sobre la importancia de estos datos son:
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Rentabilidad cada vez más ajustada. Los márgenes de rentabilidad son cada vez más pequeños, lo que significa que hay menos margen para el error.
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Inversiones y costes elevados que necesitan control y optimización.
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Mercados inestables, dificultando la planificación y aumentando la incertidumbre.
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Reducción de ayudas a la producción agroganadera.
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Necesidad de disponer de información a tiempo real para tomar decisiones acertadas.
El uso de herramientas y el asesoramiento técnico de nuestros especialistas puede ayudar al ganadero a calcular los parámetros zootécnicos de producción para el control de los costes de alimentación y la gestión técnico-económica. De este modo debemos acostumbrarnos a reemplazar las palabras “caro o barato” por “rentable o no rentable”.
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